Hace más tiempo del que yo quisiera me preguntaron por este extrañísimo lugar: "señáleme usted donde se encuentra la transcavidad de los epiplones". Al señalar de forma indefinida una zona bien alejada de su real ubicación quedó clara mi ignorancia en el tema. Desde entonces y pese a saber su situación y características, esas palabras tan poco románticas me evocan significados a cada cual más fantástico: lugares inexplorados, mundos por descubrir, extraños misterios que desentrañar o revelaciones inminentes de algo vedado solo a iniciados.
Sírvanme estos sufridos epiplones de ejemplo de otras muchas cosas que nos sacan de la rutina y nos hacen pasar a un nivel de consciencia en que apreciamos con nitidez las cosas. Creo que es en estas ocasiones cuando podemos siquiera vislumbrar su auténtico sentido.
Quizá exista una palabra mágica para cada uno, que al igual que a Woody Allen con su "Constantinopla", haga que reaccionemos de una determinado forma, para acabar descubriendo que solo necesitábamos ese impulso para saber...
2 comentarios:
Yo no hubier imaginado que los epiplones pudiesen lograr ese tipo de cosas...quien lo diría cuando los ves...curioso no?
Lo importante es lo que puedes evocar a partir de algo que te ponga las neuronas en marcha.
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