Que por mayo era, por mayo,
cuando hace la calor,
cuando los trigos encañan
y están los campos en flor,
cuando canta la calandria
y responde el ruiseñor,
cuando los enamorados
van a servir al amor;
sino yo, triste, cuitado,
que vivo en esta prisión;
que ni sé cuándo es de día
ni cuándo las noches son,
sino por una avecilla
que me cantaba el albor.
Matómela un ballestero;
déle Dios mal galardón.
Amancio Prada, "Romance del Prisionero"
2 comentarios:
Cuántas veces somos prisioneros de tantas y tantas cosas.......y nos conformamos con ello...
Ya lo ejemplarizaba Platón en su mito de la caverna: igual vivimos engañados y pensamos que lo que vemos es todo lo que hay y no son más que sombras en la pared... Pero anónimo amigo, no debemos conformarnos con ello.
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