sábado, 15 de marzo de 2008

El mar

Era un suspiro lánguido y sonoro
la voz del mar aquella tarde... El día,
no queriendo morir, con garras de oro
de los acantilados se prendía.

Pero su seno el mar alzó potente,
y el sol, al fin, como en soberbio lecho,
hundió en las olas la dorada frente,
en una brasa cárdena deshecho.

Para mi pobre cuerpo dolorido,
para mi triste alma lacerada,
para mi yerto corazón herido,

para mi amarga vida fatigada...
¡el mar amado, el mar apetecido,
el mar, el mar, y no pensar nada...!

Manuel Machado, "Ocaso"






Nana Mouskouri, "Alfonsina y el mar"

2 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Tú también te sientas frente al mar cuando te sientes mal?

Fernando dijo...

El mar es un buen remedio para todo, si miras la siguiente entrada verás lo que anhelaba Andy para vivir.
Un saludo a tod@s los que aman el mar y que en el encuentran la paz.