lunes, 7 de enero de 2008

Creación de nuevas enfermedades

No es nada novedoso que una de las estrategias de las compañías farmacéuticas para ampliar su mercado es crear la necesidad de sus productos buscando enfermedades donde no las hay. A pesar de las denuncias, esta práctica sigue en vigencia tal como se pone de manifiesto un artículo publicado en ‘The Bristish Medical Journal’ (BMJ). En esta ocasión se trata de los trastornos de la sexualidad femenina.

Desde el lanzamiento de Viagra y su éxito en el mercado, Pfizer, la compañía productora, se ha convertido en la principal patrocinadora de reuniones de investigadores y clínicos con el objetivo de establecer una definición y un diagnóstico de la disfunción sexual femenina. Para este propósito se prevé emplear medidas fisiológicas que describan los estados patológicos para a continuación pautar un fármaco.

Muchos expertos consideran que es un grave error medicalizar las variaciones en el comportamiento sexual de una mujer que son, en la mayoría de los casos, cambios normales debidos a determinadas circunstancias vitales. John Bancroft, Director del Instituto Kinsey de la Universidad de Indiana afirma que el peligro de etiquetar las dificultades en la actividad sexual como un trastorno es que los médicos prescribirán fármacos que modifiquen las funciones biológicas cuando el problema está en otros aspectos de la vida de la mujer.

Leonor Tiefer, Catedrática de psiquiatría de la Universidad de Nueva York considera que el modelo médico actual está muy limitado para manejar trastornos de la sexualidad debido a su reduccionismo biológico y a la separación que establece entre cuerpo y mente. Esta investigadora opina que la investigación farmacológica se centra exclusivamente en la funciones genitales como la pieza central de la sexualidad e ignora todo lo demás.

Tiefer explicaba al autor del artículo del BMJ en una entrevista que “si te rompes el tobillo mientras que bailas, vas al médico. Pero tu médico no te preguntará como te mueves ni te dirá si tu forma de bailar es la normal.

Lo cierto es que desde 1997 las compañías farmacéuticas mantienen una actividad constante en esta área organizando reuniones periódicas con determinados grupos de investigación. Más de la mitad de los participantes en estos eventos están conectados de un modo u otro con la industria. En junio de 2003 está previsto un congreso en París para establecer un instrumento aceptado internacionalmente para valorar la función sexual.

La preocupación de muchos expertos es que se conviertan en patológicos síntomas o quejas de personas sanas puesto que el límite de lo que se considera “normal” es muy estrecho
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El mundo.es / A.Modigliani, "la mujer como nunca"

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