martes, 4 de diciembre de 2007

Me dices si voy




Me dices si voy
y desde que te vi
no he dejado de marchar,
no he dejado de soñar,
de soñar despierto que es
el más difícil de los sueños.

Me dices si voy
y desde que nací te he estado buscando,
más allá de los sueños
que no me dejan dormir

Me dices si voy
Y desde que te vi tú eres mi destino,
mi meta, mi razón

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Me gusta mucho este blog. ¿Podría decirme quién es el autor de este poema? Un saludo y siga metiendo.

Anónimo dijo...

"¿Qué hay en tu sangre que me inspira vida? ¿Es realmente sangre de santo? ¿La besó tu dios antes que yo? ¡Ah, lokanaan, Iokanaan! Tu suplicio enciende en mi carne un dolor más atroz que todas las hecatombes que los sacerdotes ofrecen a los dioses de mármol. ¡lokanaan! Esas joyas son en tu honor. Diríase un brindis de amatistas. Todo mi cuerpo brinda por tu sangre, y jamás se brindó así por otro hombre. ¿Por qué no cedió ante hombre alguno la madurez de mi deseo? He sido fría como la luna, Iokanaan; y, como ella, capaz de asesinar. ¡Ah! Recorrí las tierras negras el infinito Nilo, y a las sombras de las esfinges ignotas conocí los hermosos miembros del beduino tostado por el sol. ( ... ) Recorrí los anfiteatros de la opulenta Creta, los anfiteatros donde atletas desnudos danzan sobre los cúerpos de minotauros feroces, pero los músculos untados de aceites divinos sólo me produjeron el hastío de lo que todo el mundo puede poseer. Y conocí el encanto de los efebos de Siria, que se abren al amor de cualquier sexo ( ... ) Busqué el deseo de los gallardos centuriones del Imperio, deseé el placer entre los mancebos que nadan en las aguas verdes de los oasis de Arabia, quise que me estrechasen los brazos de acero de los gigantescos pescadores del Éufrates, aspiré a sentir mis senos aplastados por la coraza de oro de los potentes capitanes de Nínive. No hubo guerrero feroz ni efebo teñido de púrpura que pudiese romper mi hielo, lokanaan. Ni guerrero, ni efebo, ni pastor, ni levita. Y he buscado en Babilonia y en Menfis, en Cartago y Bitinia. ( ... ) Hasta hoy, lokanaan, hasta esta noche. ( ... ) Nunca me enfrenté a la barrera de lo sagrado, lokanaan. Me enciende ese cuerpo encendido por tu dios; quiero besar esa boca donde acaso dios depositó sus besos. Quiero profanar ese sagrario. ( ... ) Y tú eres tan criminal como la luna, lokanaan; tú eres mi verdugo, porque las barreras contra la pasión constituyen el mayor de los crímenes. ( ... ) ¡Por ti, lokanaan! ¡Por ti mi baile y mi agonía!"

Anónimo dijo...

Bonitas entradas. ¿podría proporcionar la traducción del poema en italiano?

Anónimo dijo...

Ya la tienes Nefertare

Anónimo dijo...

Gracias 3'1416 por tu comentario que halaga a este humilde trovador...

Anónimo dijo...

Preciosas palabras de Salomé

Anónimo dijo...

Gracias pòr su traducción, trovador enamorado.